miércoles, 7 de octubre de 2009


Algunos hitos tecnológicos prehistóricos

Herramientas de piedra inuit.Muchas tecnologías han sido inventadas de modo independiente en diferentes lugares y épocas; se cita a continuación sólo la más antigua invención conocida.

Armas y herramientas de piedra: Hechas de piedras toscamente fracturadas, fueron usadas por los primeros homínidos hace más de 1.000.000 de años en África. Las armas permitieron el auge de la caza de animales salvajes, ventajosa para la alimentación por su mayor contenido en proteínas. Las herramientas facilitaron el troceado de los animales, el trabajo del cuero, el hueso y la madera produciendo los primeros cambios sustanciales de la forma de vida.[10]

Trilla del trigo en el Antiguo Egipto.Encendido de fuego: Aunque el fuego fue usado desde tiempos muy remotos, no hay evidencias de su encendido artificial, seguramente por fricción, hasta alrededor de 200.000 a. C. El uso del fuego permitió: protegerse mejor de los animales salvajes, que invariablemente le temen; prolongar las horas de trabajo útil, con el consiguiente incremento de relación social; migrar a climas más fríos, usándolo como calefacción para las moradas; cocinar los alimentos, haciéndolos más fáciles de digerir y masticar. A esta última característica atribuyen algunos antropólogos la modificación de la forma de la mandíbula humana, menos prominente que la de los restantes primates.[11]
Cestería: No se sabe con certeza cuando se inició, por ser un material de fácil descomposición. Se presume que fue anterior a la alfarería y la base de ésta cuando los canastos de fibras o varillas se recubrieron con arcilla para impermeabilizarlos. Las cestas fueron probablemente los primeros recipientes y medios de transporte de alimentos y otros objetos pequeños.

Tejedora aymara del imperio incaico, según Guaman Poma.Alfarería: Alrededor del 8.000 a. C. (comienzos del Neolítico) en Europa. Los hornos de alfarero fueron la base de los posteriores hornos de fundición de metales, es decir, de la metalurgia.
Cultivo del trigo: Alrededor del 8.500 a. C., en el Creciente Fértil. La gran productividad de la agricultura disminuyó el tiempo empleado en las tareas de alimentación y facilitó el almacenamiento de reservas, permitiendo un gran aumento de la población humana. Las prácticas agrícolas desalentaron el nomadismo, dando así origen a las ciudades, lugar donde se produjo la división social del trabajo y el consiguiente florecimiento de las tecnologías.[12]
Metalurgia del cobre: Alrededor del 7.000 a. C., en Turquía.[13] El cobre fue, en casi todas partes, el primer metal usado por encontrarse naturalmente en estado puro. Aunque es demasiado blando para hacer herramientas durables, las técnicas desarrolladas dieron las bases para el uso del bronce, primero, y del hierro, después.
Domesticación de cabras y ovejas: Alrededor del 7.000 a. C. en Anatolia y Persia. La tecnología de domesticación de animales permitió, por selección artificial, obtener las características más convenientes para el uso humano (carne, grasa, leche, fibras, cerdas, cuero, cornamentas, huesos...).[14]

Tableta con escritura cuneiforme de la colección Kirkor Minassian.Tejidos de fibras animales y vegetales: Hechos con telares rudimentarios hace aproximadamente unos 5.000 años, en Anatolia, el Levante mediterráneo y Egipto. El enorme tiempo necesario para el hilado y tejido manual de fibras fue el gran problema que resolvió la Revolución Industrial con la invención de los telares mecánicos. Los materiales difíciles de conseguir, como la seda, las elaboradas técnicas de teñido y de decoración de vestimentas, hicieron de éstas símbolos de estatus social. Este fue probablemente, junto con la disponibilidad de armas de metal, uno de los primeros usos simbólicos de las tecnologías (riqueza e indestructibilidad, respectivamente).
Escritura:Alrededor del 3.300 a. C., en Sumer, la escritura cuneiforme sobre tabletas de arcilla se usaba para llevar inventarios y controlar el pago de impuestos.[15]
Con la invención de la escritura se inician el período histórico y los procesos sistemáticos de transmisión de información y de análisis racional de las tecnologías, procesos cuya muy posterior culminación sería el surgimiento de las ciencias.

Diferencias entre tecnologías, técnicas, ciencias, y artes
Ni el habla cotidiana ni los tratados técnicos establecen claramente la diferencia entre tecnologías y técnicas. Las tecnologías simples tienden a ser llamadas técnicas (por ejemplo, la técnica de colocación de clavos). Las tecnologías complejas usan muchas tecnologías previas simples estableciendo una amplia gradación de complejidad en uno de cuyos extremos están las tecnologías más complejas, como las electrónicas y las médicas, y en el otro las técnicas, generalmente manuales y artesanales, más cercanas a la experiencia directa de las personas como hizo notar Claude Lévi-Strauss.[2] En algún punto intermedio desaparece o se hace borrosa la distinción entre tecnologías y técnicas. En el lenguaje técnico es frecuente denominar tecnologías a los saberes prácticos más racionales y transmisibles con mayor precisión (generalmente a través de textos, gráficos, tablas y representaciones varias y complejas), mientras que a las técnicas se les asigna un carácter más empírico que racional.

Algunas de las tecnologías actuales más importantes, como la Electrónica, consisten en la aplicación práctica de las ciencias (en ese caso el Electromagnetismo y la Física del estado sólido). Sin embargo, no todas las tecnologías son ciencias aplicadas. Tecnologías como la agricultura y la ganadería precedieron a las ciencias biológicas en miles de años, y se desarrollaron de modo empírico, por ensayo y error (y por ello con lentitud y dificultad), sin necesidad de saberes científicos.[3] La función central de las ciencias es caracterizar bien la realidad, aunque no sea visible o vaya contra el "sentido común": describir y categorizar los fenómenos, explicarlos con leyes o principios lo más simples posibles y tal vez (no siempre) predecirlos.

Las artes, por su parte, requieren de técnicas para su realización (por ejemplo: preparación de pigmentos y su modo de aplicación en la pintura; fabricación de cinceles y martillos y modo de fundir el bronce o tallar el mármol, en la escultura). Una diferencia central es que las técnicas son transmisibles, es decir, pueden ser enseñadas por un maestro y aprendidas por un aprendiz. Los aspectos más originales de las artes en general no lo son. Decimos, justa y precisamente, que algo es un art cuando su realización requiere dotes especiales que no podemos especificar con precisión y parecen ser innatas o propias sólo de una persona en particular.

Una diferencia importante entre artes, ciencias y tecnologías o técnicas, es su finalidad. La ciencia busca la verdad (buena correspondencia entre la realidad y las ideas que nos hacemos de ella). Las artes buscan el placer que da la expresión y evocación de los sentimientos humanos, la belleza de la formas, los sonidos y los conceptos; el placer intelectual. Las tecnologías son medios para satisfacer las necesidades y deseos humanos. Son funcionales, permiten resolver problemas prácticos y en el proceso de hacerlo, transforman el mundo que nos rodea haciéndolo más previsible, crecientemente artificial y provocando al mismo tiempo grandes consecuencias sociales y ambientales, en general no igualmente deseables para todos los afectados.[4]

La transformación de la materia y el poder de la energía atómica
En 1919, Ernest Rutherford (1871-1937) logró “bombardear” átomos de nitrógeno con rayos alfa. Cuando una partícula alfa golpeaba un núcleo de nitrógeno, éste se rompía liberando algunos de sus siete protones. Alguno de estos protones liberados “capturaba” un electrón transformándose en un átomo de hidrógeno. El experimento de Rutherford fue extremadamente importante. Los progresos sucesivos para la utilización de la energía atómica (importantísima dentro de la tecnologia moderna) llegaron con el descubrimiento del “neutrón”, partícula sin ninguna carga eléctrica contenida en todos los núcleos de los átomos, salvo el hidrógeno.
En la combustión se produce una reacción química: los átomos de algunas sustancias se combinan entre sí para formar nuevas sustancias, pero sus núcleos permanecen inalterables. Pero cuando se rompe un núcleo atómico, la materia misma, es decir, la masa, se transforma en calor. Albert Einstein fue el primero que previó la enorme energía encerrada en el núcleo atómico.
La terrible confirmación del poder de semejante energía tuvo lugar el 6 de agosto de 1945, cuando un avión americano dejó caer una bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, matando a casi 100.000 personas y destruyendo completamente la ciudad. En este caso se hizo uso de una invención de la tecnologia moderna de modo terrible y nefasto.

La era atómica
Durante casi dos mil años, los científicos creyeron que los átomos eran pequeñísimas partículas indivisibles de las cuales se componía toda la materia. John Dalton, abriendo una inmensa brecha hacia el desarrollo de la tecnologia moderna, demostró que la materia, en todos sus aspectos, está compuesta por pocos elementos. Combinando átomos de elementos distintos es posible obtener las diversas sustancias conocidas. Hasta el siglo XIX se conocía en la naturaleza sólo 92 elementos. ¡El hierro era hierro y nadie podía convertirlo en otro metal! Pero a fines del siglo algo cambió. Pierre y Marie Curie, en noviembre de 1898, descubrieron la radioactividad y el concepto del átomo indivisible sufrió un duro golpe. El átomo era, pues, divisible y transformable. La luminiscencia observada por los Curie se debía, efectivamente, a partículas de energía emitidas por el átomo mismo. De tal modo, el átomo se consumía en una transformación de materia de energía. Era realmente un descubrimiento revolucionario y que mucho colaboraría con el desarrollo de la ciencia y la tecnologia moderna.

El espacio y el hombre
Los satélites artificiales han prestado valiosos servicios y contribuido sobremanera al progreso de la ciencia y la tecnologia moderna. Aunque su tarea se desarrolla completamente en el espacio, sus resultados influyen cada vez más sobre nuestra vida terrestre. La necesidad de construir satélites complejos y livianos ha contribuido a desarrollar una técnica constructiva que se denomina micro miniaturización. Gracias a esta técnica ha sido posible construir pequeñísimos aparatos electrónicos que, insertados bajo la piel, regulan el ritmo cardíaco de los enfermos del corazón. Igualmente se han construido aparatos para facilitar la audición a quienes oyen mal.
La necesidad de fabricar materiales resistentes a las altas temperaturas ha dado grandes resultados. Hoy existen materiales livianísimos y muy resistentes que forman parte de la tecnologia moderna; utilizados en la industria, frutos de esta búsqueda. Incluso en minería se utilizan algunas técnicas de excavación que se basan en experiencias espaciales. El continuo perfeccionamiento de las calculadoras electrónicas, debido a la complejidad de los vuelos cósmicos, ha permitido una gran difusión de estas maravillosas máquinas. Y esto ha influido muchísimo en la vida del hombre del futuro.

La importancia de los satélites artificiales
Explicar todos sus usos y utilidades sería muy largo. Así que hablemos sólo de los más importantes. Ante todo, los satélites desarrollan un trabajo de observación muy útil sobre las altas capas de la atmósfera, y por lo tanto, sobre el espacio extra atmosférico. Estudian los rayos cósmicos, los micro meteoritos, etc., y preparan, de ese modo, el camino de los viajes espaciales del futuro. Para los usos terrestres hacen de puente de radio en las comunicaciones de radio y televisión. Todos habrán oído hablar del famoso Early Bird (Pájaro del Alba), el primer satélite comercial y un ejemplo de la tecnologia moderna, utilizado para las trasmisiones de los programas de televisión.
Además de las inevitables utilizaciones militares (satélites espías), los satélites artificiales se emplean también para la asistencia de la navegación, de los submarinos y de los aviones. Se habla desde hace tiempo de espejos solares orbitales capaces de facilitar energía para la desalinización del agua de mar o de observatorios de astronomía colocados por encima del inestable y opaco espesor del aire. Actualmente, los satélites con mayor tecnologia moderna, son lanzados casi exclusivamente por los Estados Unidos y por la Unión Soviética, pero existen también algunos programas europeos que ya han obtenido óptimos resultados.

Los satélites artificiales y la tecnologia moderna
Al referirnos a los satélites artificiales, como parte de la tecnologia moderna, y una de las más adelantadas realizaciones del intelecto humano, no podemos dejar de recordar al físico inglés Isaac Newton (1642-1727) quien en su obra señera describió perfectamente en términos matemáticos aún válidos, de qué modo el Sol y sus planetas, se atraían entre sí, formulando en esa ocación su famosa “ley de la gravedad universal”. En base a tales leyes puede el hombre colocar en órbita los instrumentos por él lanzados en torno a la Tierra. Si en un punto que llamaremos A se imprime una velocidad de 7.900 m/s al cuerpo que se quiere convertir en satélite, su movimiento en el espacio se producirá a lo largo de una órbita que no se encuentra con la superficie terrestre.

Después de la segunda guerra mundial se diseñaron proyectiles-cohete cada vez más potentes y precisos. Fue entonces creado el proyecto americano “Vanguard”, que preveía la puesta en órbita de una pequeña esfera con instrumentos de la ya existente tecnologia moderna. Cuando de pronto desde el espacio llegó un “bip-bip” que preocupó al mundo entero, por creerse que éste provenía del espacio exterior y que era totalmente ajeno al ser humano. El primer satélite artificial, el denominado “Sputnik”, había sido lanzado por Rusia el día 4 de octubre de 1957.