La transformación de la materia y el poder de la energía atómica
En 1919, Ernest Rutherford (1871-1937) logró “bombardear” átomos de nitrógeno con rayos alfa. Cuando una partícula alfa golpeaba un núcleo de nitrógeno, éste se rompía liberando algunos de sus siete protones. Alguno de estos protones liberados “capturaba” un electrón transformándose en un átomo de hidrógeno. El experimento de Rutherford fue extremadamente importante. Los progresos sucesivos para la utilización de la energía atómica (importantísima dentro de la tecnologia moderna) llegaron con el descubrimiento del “neutrón”, partícula sin ninguna carga eléctrica contenida en todos los núcleos de los átomos, salvo el hidrógeno.
En la combustión se produce una reacción química: los átomos de algunas sustancias se combinan entre sí para formar nuevas sustancias, pero sus núcleos permanecen inalterables. Pero cuando se rompe un núcleo atómico, la materia misma, es decir, la masa, se transforma en calor. Albert Einstein fue el primero que previó la enorme energía encerrada en el núcleo atómico.
La terrible confirmación del poder de semejante energía tuvo lugar el 6 de agosto de 1945, cuando un avión americano dejó caer una bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, matando a casi 100.000 personas y destruyendo completamente la ciudad. En este caso se hizo uso de una invención de la tecnologia moderna de modo terrible y nefasto.
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